En el año 1992, APOYAT, recibe por fin una modesta subvención para desarrollar un protocolo de intervenciones en régimen ambulatorio, promovido por Víctor Guerrero, él entonces presidente, y por la Junta Directiva. Colaboraba también desde la consulta de Víctor en el centro de salud, Manuel Arévalo (ATS).


El proyecto se presentó a través de la UNAD al plan de subvenciones del MAS. En Noviembre de 1992 se me contrató como educadora y poco después a Beni como psicóloga, para comenzar a desarrollar el programa. El desafío era grande, pues el trabajo estaba por crear, pero el entusiasmo, la alegría y la necesidad de realización personal guiaban mis acciones. Aprendía a través de los desafíos y sorteaba con facilidad los obstáculos. El ideal y el entusiasmo pueden con todo.


Comenzamos a formalizar y sistematizar los datos recogidos en las historias de drogodependientes, que pasaron en años precedentes por la consulta de Víctor. Contactamos telefónicamente con todas las personas que habían recibido tratamiento desde la consulta, para actualizar datos; realizamos un estudio analizando la realidad de Villanueva, en cuanto a personas drogodependientes se refiere, logrando las primeras captaciones de personas que necesitaban iniciar un proceso de seguimiento de desintoxicación domiciliaria. Se nos ocurrió la posibilidad de recuperar la sede de APOYAT y utilizarla como soporte para los seguimientos de los procesos de desintoxicación ambulatorios y como side una aventura se tratase, nos unimos codo con codo y fruto del trabajo de captación realizado surgió un grupo de cuatro personas, que con muchas ganas de trabajar, se encargó del adecentamiento, adecuación y restauración de la casa.


Nos adaptábamos a la realidad que cotidianamente emergía: se incorporaron al programa enfermos drogodependientes con fases avanzadas de sida, y siempre que quisieran se podían incorporar a realizar actividades: paseos, excursiones, terapias de grupo. En otros casos, impedidos por múltiples enfermedades oportunistas, los visitábamos y acompañábamos en sus casas…


Durante todo este tiempo yo me preguntaba qué podía ofertar a aquellas personas, que estaban de vuelta de todo y mucho más con estado de bienestar social… casi me urgía obtener respuesta y no la encontraba. Me centré en lo cotidiano y me despreocupé… y un día, tran brillante como un flash, apareció la respuesta de forma nítida, deslumbrante: “A ellos mismo…”, con todo lo que esto pudiera implicar… una aventura abierta a un espacio dimensional infinito que no sólo servía para las personas que por allí pasasen, sino también para mí, y para todo el que quisiese aceptar el desafío. En aquellos entonces trabajábamos como un equipo interdisciplinario totalmente fundido. La mayor parte de funciones eran abordadas por todos sin diferenciación. Nos apremiaban las demandas de ingresos de personas que necesitaban alejarse del medio habitual, por reiterados fracasos ambulatorios. Aunque estos primeros casos surgieron en Villanueva, el problema era extensivo al resto de Extremadura, ya que había tan solo seis camas para realizar desintoxicaciones en algunos hospitales, con estancias cortas, de aproximadamente 15 días. En aquellos tiempos, durante las Jornadas que APOYAT organizaba anualmente, conocí poco a poco a algunos de los representantes de las ONGs de Extremadura y pude contrastar ese dato y verificarlo, puesto que en Plasencia y en todos los pueblos de alrededor, surgía una nueva forma de consumo: se pasó de utlizar la vía parenteral (de uso clásico en nuestra zona hasta entonces), a usar papel de aluminio para fumar. También hubo una variante en la sustancia consumida: se pasó de consumir heroína sólo una mezcla de cocaína con heroína. Había muchas personas con necesidad de desintoxicar y esta realidad también se evidenciaba en Villanueva con una par de casos de dependencia severa, que estimamos era necesario abordar. Nos enfrentábamos a un nuevo desafío, que se perfilaba más como un objetivo de reducción del daño, que como un programa en sí. Así, en Febrero de 1993, acogemos las primeras personas y realizamos las primeras desintoxicaciones. Poco a poco se va consolidando el recurso, el centro es homologado por la entonces Consejería de Bienestar Social, comenzamos a recibir otras subvenciones, donaciones y ayudas y las demandas de ingreso aumentan y se amplían, no sólo al territorio comunitario, sino a toda España, e incluso, puntualmente, a algunas personas de otros países europeos. Por supuesto, no abandonamos el seguimiento ambulatorio.


De forma progresiva y aceptando las diversas demandas que surgían, nos adaptábamos a la particularidad de cada caso lo más posible, procurando objetivos amplios y sencillos para con la persona: desintoxicaciones de agonistas opiáceos (metadona), patologías psíquicas asociadas al consumo de drogas, atención a mujeres drogodependientes. En aquel tiempo también se contrató a Juan Reja para que llevase a cabo un programa de bajo umbral: intercambio de jeringuillas y captación de drogodependientes. A lo mejor, en ocasiones, el objetivo es simplemente procurar una cierta estabilidad y dinamismo cotidianos, así como una vida más saludable y sana por unos meses. Creo que nos hemos ido adaptando a la realidad presente y que evolucionamos al compás de los cambios que se producen que suele ser gradual, al igual que la formación del profesional. El programa de la casa de acogida está en evolución desde sus inicios y a través del tiempo ya se ha modificado y adaptando, quizás por su espíritu expansivo, quizás porque al estar emparejado a un proceso de desarrollo personal, del que se procura extraer sabiduría o comprender de forma profunda las experiencias. Con los años y para evitar la dualidad en la intervención desde recursos del plan extremeño de drogodependencias, se redujeron los tratamientos y seguimientos ambulatorios, hasta ser puntuales las intervenciones.


El presente está asegurado si nos centramos en el instante y en la consolidación y adaptabilidad flexible del recurso. Vivimos en un tiempo en el que se piensa muy rápido y se vive más de proyectos que de cotidianeidades y, donde, por supuesto, la historia oficial y la privada no suelen coincidir. Llegó al convencimiento de que la soledad y los sentimientos de inutilidad opresiva son los que llevan al ensimismamiento, a la minimización del ser, con el consiguiente incremento en la dificultad para relacionarse con la gente, con el mundo, con la vida.


No podemos perder de vista el criterio de trabajo y los objetivos de desarrollo humano que perseguimos, ya que es una tarea larga y ardua y no en todos los casos es posible un resultado grato. Por tanto, lo más dificil es aprender a no poner ninguna expectativa en el resultado y no perder el entusiamo y la fe en aquello que transmites. El trabajo en este ámbito ha de ser incondicional respecto al resultado.


Desde que se transfirieron las competencias en drogodependencias del Servicio Extremeño de Salud, de tal forma que son los CEDEX (centros ambulatorios de desintoxicación extremeños), los que abordan la acción inicial. Si la demanda inicial se realizara por ejemplo en APOYAT, entonces informaríamos de los pasos a seguir. En caso de reiterados fracasos en los tratamientos ambulatorios, se le puede aconsejar la derivación a Casas de Acogida para iniciar proceso rehabilitador de drogodependencias, comunidades terapéuticas y otros programas específicos de los recursos de la red para ayuda al drogodependiente.


Generalmente, cuando llego, comparto unos instantes con los compañeros, alumnos en prácticas (si en ese momento los hubiere). También intercambiamos impresiones, junto al responsable de dinamizar las actividades cotidianas de la casa (usuario). Nos sentamos alrededor de la mesa de terapia y hacemos ruedas de autoestima, asambleas, compartimos los sentimientos y sensaciones que les dejó el día anterior, hacemos dinámicas de grupos y terapias. Otras veces hacemos yoga, taichi o chikung, en una sala que nos proporciona el Servicio Municipal de Deportes y lo complementamos con un largo y vigoroso paseo. Puntualmente y de forma inevitable he de dedicar tiempo al trabajo burocrático.


Los problemas más frecuentes son los conflictos entre internos, el juicio de valor excesivo, los altos niveles de exigencia de ciertos usuarios, la falta de entendimiento, la negativa al desarrollo propio, elevados porcentajes de recaídas… paciencia…


En cuanto a las compensaciones: la acción de dar con alegría y generosidad, trascendiendo lo que sientas… la capacidad de transformar las perspectivas. La observación de cambios en las actitudes y comportamientos de los acogidos en la casa. Todas aquellas personas que siguen manteniendo conciencia de la vida y de sí mismos y  aceptan responsablemente el desafío de seguir desarrollándose tras su estancia en la casa.


Nos encontramos con personas politoxicómanas, con un largo recorrido de consumo, con problemas sociofamiliares y psiquiátricos. Muchos vienen con tratamientos pautados. Además asistimos a cursos de formación, tanto en patología dual, como en reinserción sociocomunitaria o en prevención comunitaria. Creo que la ayuda es siempre necesaria y no dudo ni de nuestra capacidad ni de nuestro poder de adaptabilidad.
Los jóvenes de 14 a 21 años, toman sobre todo alcohol, cannabis y tabaco, y en cuarto lugar, cocaína. Lo que cambia es la percepción de riesgo en el consumo de estas sustancias.


Una vez finalizada la primera etapa del proceso terapéutico y valorados los casos en atención a la necesidad detectada, serían derivados desde aquí a comunidades terapéuticas, a CEDEX y a otros programas de seguimiento ambulatorio, de la red de atención en drogodependencias, e incluso, a menudo, actuamos como mediadores sociales para que puedan acceder a otros posibles recursos más inespecíficos, pisos de reinserción, etc.


Creo que todo es insuficiente, mientras no se trabaje en la transformación de la estructura de valores en la sociedad.


En los programas de drogodependencias, son elevados los porcentajes de recaída, porque existe en muchas casos, una tendencia a la cronicidad, porque los trabajos no realizadores de la persona, en la mayoría de los casos, porque las personas que llegan vienen muy faltas de estima personal y se desconocen…quizá lo que se les ofrece es insuficiente. Estoy convencida de que la única oportunidad está en devolverles a sí mismos para poder salir de ese destructivo vórtice.


A veces el mundo político, al estar mediatizado por el marketing y el poder económico, sólo persigue objetivos, proyectos y visiones de futuro, generalmente alarmistas, que cierran la puerta a la certeza de que no se trata de gestionar el tiempo, sino de transformarlo instante a instante, y que en ese instante, totalmente creativo, podemos llegar hasta la utopía… por lo menos de vez en cuando… es responsabilidad de cada cual, aportar ese grano de arena, es necesaria la cooperación.


Dice un haiki japonés:
“El alumno muestra al maestro su poema:
Una mariposa:
Le quito las alas
¡Obtengo un pimiento!
La respuesta del maestro es inmediata: No, no es eso. Escucha:
Un pimiento:
Le pongo alas
¡Obtengo una mariposa!


La transformación, insisto, ha de ser creativa, constructiva, como una poesía, como el poema en el acto.